El día 3 de abril de 2023 ampliamos dos posiciones de nuestra cartera:
CVS Health, 7 acciones a 76,12 $.
Pfizer, 11 acciones a 41,36 $.
Finanzas para la jubilación mediante dividendos. Trust the dividend growth history.
El día 3 de abril de 2023 ampliamos dos posiciones de nuestra cartera:
CVS Health, 7 acciones a 76,12 $.
Pfizer, 11 acciones a 41,36 $.
Evolución de la cartera
El saldo al finalizar el mes de febrero de 2021 fue un 1,33 % superior al saldo que teníamos al finalizar el mes de enero.
Este mes nueve compañías nos han pagado 139,76 $ brutos. El importe neto, una vez descontado el 15 % que retiene la hacienda estadounidense, se sumará a la aportación que realicemos el mes de marzo para la compra mensual. Nuestro sistema no tiene más misterio que este. Aportaciones mensuales, compra de acciones que pagan dividendos crecientes, que se suman a las nuevas aportaciones para comprar nuevas acciones que pagan dividendos crecientes. Y no vender más que en circunstancias excepcionales. Suele ser un error. De hecho, la única venta que hemos realizado fue la de Omega Healthcare Investors y el tiempo ha demostrado que fue un error.
Evolución de la cartera
El saldo al finalizar el mes de enero de 2021 ha sido un 0,32 % inferior al saldo que teníamos al finalizar el año 2020.
Este mes seis compañías nos han pagado 117,22 $ brutos. El importe neto, una vez descontado el 15 % que retiene la hacienda estadounidense, se sumará a la aportación que hemos ordenado este mes para sufragar la compra mensual.
Terminamos el sexto año de este proyecto y no es mal momento para hacer balance del año, de la evolución de la cartera y de la vida misma.
¿Qué nos ha traído hasta aquí?
Para explicar por qué estamos donde estamos tenemos que recapitular un poco, si queremos entender por qué empezamos este proyecto en 2015. Porque nuestra andadura inversora comenzó realmente en 2011 ó 2012 cuando contábamos con 44 ó 45 años. (Nota aclaratoria: Lo siento, me he acostumbrado a utilizar el plural mayestático, pero detrás de esto solo hay una persona). Ahora vemos en Twitter perfiles de gente con 20 años que ya está empezando a preocuparse por sus finanzas y tienen una cartera molona y no podemos sino sentir envidia por la precocidad que nosotros no tuvimos. Pero la vida es lo que es y nos ha traído a donde estamos.
Antes de ese 2011 pudo haber varios momentos epifánicos en los que tal vez estuvo a punto de saltar la chispa, pero desgraciadamente ésta no llegó a prender. Recuerdo especialmente dos. Uno fue a mediados de los 90 cuando conocimos a una persona que invertía en bolsa y a partir de una conversación con ella tal vez consideramos que podía ser interesante. Sin embargo, finalmente creímos que la bolsa era algo a lo que había que dedicarle mucho tiempo, imaginándonos que habría que estar pendiente continuamente de las cotizaciones, tiempo que en aquellos momentos por cuestiones de trabajo no teníamos. El otro momento sería alrededor del año 2000, en un período en el que tendríamos algo de inquietud por el tema porque fuimos socios de la OCU y recibíamos las revistas Compra Maestra y Dinero y Derechos. Recordamos una cartera modelo que por aquel entonces tenía muy buenos resultados y una recomendación que nos desanimó: para empezar en bolsa había que tener un mínimo de 30.000 euros. No los teníamos, así que fin de la jugada. Desconocemos el daño que hayan podido hacer afirmaciones como esa.
Decíamos que habíamos empezado en 2011 ó 2012 y naturalmente empezamos mal, como creemos que tanta gente. Nuestro primer broker fue Oreyitrade porque era el que recomendaba la OCU por sus bajas comisiones (5 € por operación de compraventa en el mercado nacional, tal vez 10 $ en el mercado americano si recordamos bien). Aquella fue una época marcada por el graficador ProRealTime, el análisis técnico, las operaciones de corta duración y el uso de productos como los CFD (15 $ por operación en el mercado americano). Recordamos un año en el que pagamos alrededor de 800 € en comisiones. Pese a ello, milagrosamente no perdimos dinero, tampoco ganamos, y lo pasamos en ocasiones mal, con noches de mal dormir. No negamos que haya gente a la que pueda irle bien con semejante galimatías, pero por el amor de Dios, ¿todos tenemos que empezar cometiendo los mismos errores? El precio predice el precio, ¿en serio?
En 2013 leyendo a Hugo Ferrer descubrimos Interactive Brokers, cerramos todas las posiciones y nos cambiamos. Todavía anduvimos un tiempo operando en Fórex, pero poco a poco nos fuimos dando de bruces con la realidad. A finales de 2014 ya nos habíamos dado cuenta de que no podíamos vivir de operar de esta forma y nuestros objetivos fueron cambiando. De querer dejar de trabajar por completo pasamos a tal vez podamos trabajar menos para terminar en, no nos engañemos, todo lo que vamos a poder conseguir es un complemento para la jubilación. Y para eso, invertir en acciones que pagan dividendos crecientes se convirtió en la estrategia con la que nos sentíamos más cómodos. Ya no más noches durmiendo mal. ¿Hay que pagar impuestos con cada dividendo cobrado? Sí, puedes reírte, pero es nuestro plan.
En definitiva, nosotros habíamos empezado tarde y no íbamos a tener tiempo suficiente para conseguir un buen complemento para la jubilación, pero, ya que no para nosotros, en 2015 nos dijimos que tal vez pudiéramos crear un buen complemento para la jubilación de nuestra hija (nacida en 1999). Así nació este proyecto, que básicamente consiste en:
Balance del año 2020
Después de este preámbulo, volvamos a la actualidad porque un nuevo año ha transcurrido y ¡menudo año!
Evolución de la cartera
La aprobación de las vacunas contra el coronavirus y la aparente eliminación de la incertidumbre sobre el futuro presidente de los Estados Unidos han supuesto un revulsivo para las bolsas. Esto se ha notado en nuestra cartera, ya que el saldo al finalizar el mes de noviembre ha sido un 10,93 % superior al mes pasado. Si no tuviésemos en cuenta la aportación mensual, el crecimiento orgánico de la cartera hubiera sido de 9,52 %. En lo que llevamos de año 2020 la cartera lleva una rentabilidad de 23,31 % (6,75 % si descontamos las aportaciones).
Hasta que la cantidad cobrada como dividendos no sea mayor, las aportaciones son las que sostendrán en gran medida el crecimiento de la cartera y pondrán los cimientos para la renta por dividendos del futuro. Cuando la cantidad que percibamos como dividendos en un mes alcance la aportación mensual que realicemos, habremos pasado un Rubicón. Según nuestros cálculos (crecimiento anual de las aportaciones del 3 %, rentabilidad media de la cartera 2,80 % y crecimiento anual del dividendo del 5 %), eso puede ser en 2039.
Evolución de la cartera
El mes de octubre de 2020 es ya pasado y la situación en los mercados parece un poco revuelta. La pandemia por coronavirus, lejos de amainar, está iniciando una segunda o tercera ola y los confinamientos domiciliarios se extienden por diferentes países europeos. El desarrollo de la vacuna no está siendo, lógicamente, lo que algunos esperaban porque estas cosas, si se quieren hacer bien, llevan su tiempo. La aparición de complicaciones en algunos voluntarios, debidas o no a la vacuna, están obligando a detener algunos proyectos y someterlos a nuevos escrutinios antes de poder seguir o no adelante. Para decirlo pronto, no va a haber vacuna a corto plazo, no hay tratamiento eficaz (¡qué más quisiéramos que remdesivir lo fuera!) y solo nos quedan las medidas de contención.
En España las competencias sanitarias están transferidas a las comunidades autónomas y el ministerio de Sanidad, que debería asumir la dirección de la respuesta a una pandemia (si no es ahora, cuándo), no parece querer asumir el liderazgo que le correspondería. Cada comunidad autónoma está adoptando medidas diferentes siguiendo criterios heterogéneos y no estrictamente sanitarios y el panorama patrio es desalentador. Para variar.
A todo ello hay que sumar la incertidumbre provocada por las elecciones en Estados Unidos y la falta de aprobación de estímulos para que la economía afronte la pandemia. Hasta que se conozca el resultado de las elecciones la volatilidad va a estar presente y después dependerá del impacto de la pandemia sobre la economía. Que puede ser intenso y prolongado.
El saldo de la cartera al finalizar el mes de octubre fue un 1,73 % inferior al del mes anterior. Si no tuviésemos en cuenta la aportación mensual, el crecimiento orgánico de la cartera hubiera sido de -3,12 %. En lo que llevamos de año 2020 la cartera lleva una rentabilidad de 10,53 % (-1,45 % si descontamos las aportaciones). Está claro que las aportaciones son las que sostienen el valor de la cartera y ponen los cimientos para el crecimiento de los dividendos en el futuro.
Dividendos cobrados
El primer mes de cada trimestre es el más flojo en cuanto al cobro de dividendos. Este mes seis compañías nos han pagado 112,12 $ brutos. La hacienda estadounidense nos retiene un 15 % de todos los importes excepto del dividendo de Philip Morris, que tiene una retención del 15 % sobre el 3 % del dividendo abonado a los accionistas con residencia fuera de Estados Unidos: retención del 0,45 % sobre el dividendo bruto.
Esto supone que hemos cobrado un 56,73 % más en dividendos que el año anterior. ¿A qué se debe esta subida? En el caso de Kimberly-Clark se debe a la subida de 3,88 % en el dividendo. En tres casos (Altria, Philip Morris y Cardinal Health) el incremento se debió a una combinación de aumento del tamaño de la posición y aumento del dividendo. En dos casos (Coca-Cola y Realty Income) se trataba de posiciones nuevas con respecto a 2019.
Hace casi 6 años comenzamos este proyecto de creación de una cartera basada en acciones que pagan dividendos y los aumentan cada año. Creo que es sabido que cada mes hacemos una transferencia de 600 €, los convertimos a $ y decidimos qué acción comprar entre una serie de candidatos. No nos quejamos del resultado. El objetivo es crear una cartera de rentas fiables, predecibles y crecientes, con independencia de la apreciación del capital. A falta de las compras de noviembre y diciembre, la previsión que tenemos en estos momentos es que vamos a cobrar 1.644,98 $ brutos este 2020, dinero que se ha ido sumando a las aportaciones a medida que lo hemos ido cobrando y se ha empleado en las compras mensuales. Ese es el plan y no vamos a cambiarlo.
Sin embargo, tenemos ya una acción que no paga dividendo: Disney abonó el dividendo semestral en enero de 2020 y suspendió el dividendo de julio, sin que exista previsión de reanudar el pago a los accionistas. En su momento tomamos la decisión de mantener la acción un año en cartera y evaluar al cabo de ese tiempo su continuidad en nuestro proyecto. Por tanto, tenemos en una cartera de dividendos crecientes una acción que no paga dividendos. Eso sienta un precedente.
En los últimos tiempos las acciones tecnológicas parecen haberse convertido en el nuevo sector defensivo. No podemos vivir sin la tecnología. Hasta ahora considerábamos que las acciones de crecimiento estaban asociadas a una volatilidad alta, pero Amazon, AliBaba y Netflix tienen una beta de 24 meses inferior a 1 (fuente: Seeking alpha). La lista que aparece a continuación la hemos creado nosotros con un conjunto heterogéneo de valores que pagan o no dividendo y en las que estamos más o menos interesados (siendo francos Tesla no nos interesa nada).
El pasado 13 de octubre la compañía Cummins, que se dedica a la fabricación de motores diésel para camiones y trenes, además de generadores diésel para la producción de electricidad, anunció un dividendo trimestral de 1,35 $ por acción, lo que supone un aumento de 2,97 % con respecto al dividendo previo de 1,311 $. Desde el año 2010 Cummins tradicionalmente hacía efectivo su incremento anual del dividendo en el pago del mes de septiembre. Por tanto, este año la subida se ha retrasado un trimestre.
En términos anuales el dividendo de 2020 (5,283 $) supone un incremento de 7,77 % sobre el dividendo de 2019 (4,902 $). Con esta subida Cummins alcanza 15 años de incremento consecutivo del dividendo. En los últimos 5 años la subida ha sido de 8,52 % anual, mientras que en los últimos 10 años la subida fue de un impresionante19,70 % anual.
En la última entrada, además del resumen de la cartera en el mes de septiembre, nos referíamos a los tres candidatos de la lista CCC que nos devolvían los criterios de cribado habituales: General Dynamics, Automatic Data Processing y Northrop Grumman. En esta entrada vamos a ver cuáles son los valores de nuestra cartera que podría ser interesante ampliar, sean centrales o de soporte.
Valores centrales que cotizan en o por debajo de su precio justo
En esta categoría tenemos las mismas empresas últimamente. Son compañías castigadas que no parecen levantar cabeza. Al comprarlas uno tiene la impresión de volver a comprar los perdedores.
CVS Health
Tres hechos relacionados, la adquisición de Aetna, el aumento del endeudamiento y la congelación del dividendo, han llevado a que la acción de CVS Health transite por un camino poco atractivo a simple vista. Sin embargo, la adquisición de Aetna por 70.000 millones de dólares supuso un crecimiento de las ventas en 2019 de 62.197 millones de $ (31,96 %) con respecto a 2018.
La relación entre la deuda neta de la compañía y el EBITDA se redujo en 2019 hasta 3,69. Le queda un poco para terminar de digerir la adquisición de Aetna y convertirse en otra empresa, reducir la deuda y poder reanudar la senda del crecimiento del dividendo, pero en ello está.
El dividendo sigue congelado en 0,50 $ trimestrales, pero está bien cubierto por el flujo de caja libre de la compañía (FCF payout 25,05 %). No hay que olvidar que CVS Health siempre ha pagado dividendos, nunca los ha suspendido.
CVS Health paga una rentabilidad por dividendo de 3,37 %, mientras que la rentabilidad media más dos desviaciones estándar en los últimos años ha sido de 3,45 %. Esto podría indicarnos que la acción se encuentra infravalorada.