martes, 12 de enero de 2016

Análisis: Philip Morris International


Philip Morris International es la compañía internacional líder en el mercado del tabaco, con seis de las 15 marcas internacionales más vendidas, incluyendo la número uno, Marlboro. La empresa fabrica y vende cigarrillos, otros productos del tabaco y otros productos que contienen nicotina, y su catálogo de marcas comprende Marlboro, Merit, Parliament, Virginia Slims, L&M, Chesterfield, Bond Street, Lark, Moratti, Next, Philip Morris y Red & White.



La compañía también posee otras marcas locales, como Sampoema, Dji Sam Soe y U Mild en Indonesia; Fortune, Champion y Hope en Filipinas; Diana en Italia, Optima y Apollo-Soyuz en Rusia; Morven Gold en Pakistán; Boston en Colombia; Belmont, Canadian Classics y Number 7 en Canadá; Best y Classic en Serbia; f6 en Alemania; Delicados en México; Assos en Grecia; y Petra en la República Checa y Eslovaquia. Vende sus productos en aproximadamente 180 países de las cuatro regiones geográficas que constituyen los segmentos de la compañía: Unión Europea; Europa del Este, Oriente Medio y África; Asia; Latinoamérica y Canadá.


Hasta el 28 de marzo de 2008 fue una empresa subsidiaria propiedad al 100 % del Grupo Altria, y desde esa fecha ha sido independiente y cotiza en el NYSE con el símbolo PM. A 31 de diciembre de 2014 contaba con 82.500 empleados en todo el mundo.

Historia

La historia de la empresa se puede remontar hasta el año 1847, en el que Philip Morris abre una tienda en Bond Street, Londres, para vender tabaco y cigarrillos elaborados. A su muerte, el negocio pasa a manos de su esposa Margaret y su hermano Leopold. En 1881 Leopold Morris se une a Joseph Grunebaum para establecer Philip Morris & Company y Grunebaum, Ltd. Esta sociedad se disolvió en 1885 y la compañía llegó a ser conocida como Philip Morris & Co., Ltd.
La familia fundadora perdió el control de la compañía en 1894, cuando William Curtis Thomson y su familia se hicieron cargo del negocio. Durante la propiedad de Thomson, la compañía fue nombrada suministradora de tabaco del rey Eduardo VII y, en 1902, se constituyó como sociedad anónima en Nueva York por Gustav Eckmeyer. La propiedad de la compañía fue dividida al 50 % entre la matriz británica y los socios americanos. Eckmeyer había sido agente único para Philip Morris en Estados Unidos desde 1872, importando y vendiendo los cigarrillos hechos en Inglaterra.



En 1919 la compañía adoptó la pequeña corona en su logotipo y fue adquirida por una nueva firma propiedad de accionistas americanos, y se constituyó como sociedad anónima en Virginia con el nombre de Philip Morris & Co., Ltd., Inc. Al final de la década siguiente, la compañía había comenzado a fabricar cigarrillos en su fábrica de Richmond, Virginia. En 1924 se introdujo la que llegaría a ser su marca más famosa, Marlboro. A mediados de los cincuenta lanzó Philip Morris International para fabricar y comercializar sus productos en todo el mundo.
En 1972 Marlboro llegó a ser la marca número uno del mundo y en 1973 las ventas internacionales de Marlboro superaron por primera vez las ventas realizadas en Estados Unidos. En 1987 Philip Morris International se incorporó como una compañía de Philip Morris Companies Inc. En 2008 se dividió de Altria, llegando a ser la compañía internacional de tabaco líder en el mundo y la cuarta compañía de bienes de consumo empaquetado. En 2012, cinco años después de la división de Altria, Philip Morris International se convirtió en la compañía taquera cotizada más rentable del mundo: el beneficio de explotación alcanzó los 13.800 millones de dólares y su cuota de mercado, excluyendo Estados Unidos y China, era del 28.8 %.

Futuro

Una de las prioridades estratégicas de la compañía es desarrollar y comercializar un catálogo de productos innovadores que tengan el potencial de reducir el riesgo individual y el daño a la población en comparación con los cigarrillos tradicionales. Philip Morris llama productos de riesgo reducido a productos que contienen tabaco y otros productos que contienen nicotina. Excepto en el caso de iQOS,  un recipiente electrónico que calienta el tabaco sin quemarlo y que ha sido lanzado en sendas experiencias piloto en Nagoya (Japón) y Milán, el resto de este tipo de productos de riesgo reducido están en distintas etapas de desarrollo. 




Cuenta de resultados

Si tenemos en cuenta únicamente su historia desde la separación de Altria en 2008, los ingresos de Philip Morris han crecido a un ritmo anual del 5 % en los últimos cinco años, que no es una cifra demoledora pero nos habla de una compañía grande y estable.
El beneficio neto no muestra la misma estabilidad ascendente, pues el crecimiento anual no ha llegado al 3.5 % en los últimos cinco años.

Si por algo se caracteriza Philip Morris es por lo que mima al accionista. La empresa lleva abonando un dividendo creciente desde su separación de Altria. Así como el beneficio por acción ha aumentado a un ritmo anual del 8 % en los últimos cinco años, el crecimiento del dividendo ha sido superior al 11 % anual en ese mismo plazo. Tal como vemos en la imagen inferior, los beneficios titubean, no así el dividendo, que ha corrido hasta casi alcanzar a aquéllos. Ello ha llevado a un aumento del payout en los últimos años, hasta superar el 80 % en el año 2014, y rondar el 90 % en la previsión para los años 2015 a 2017.
Sin embargo, como bien sabemos, los dividendos se pagan en dinero contante que sale de la empresa, y para eso ésta necesita dinero que entre y que sobre después de financiar los gastos de capitalización necesarios para que el negocio siga funcionando: el flujo de caja libre. Si el flujo de caja libre no da para pagar los dividendos, la empresa tiene que recortar el dividendo o pedir prestado dinero para financiarlo. Como vemos en el gráfico inferior, los gastos para mantener el negocio en funcionamiento (capex, en color rojo) son muy pequeños si los comparamos con el flujo de caja de las actividades de explotación (flujo de caja, en color azul). El flujo de caja libre es enorme y de momento da sin problemas para pagar el dividendo, aunque en el último año se empleó en ese capítulo más de un 90 % del flujo de caja libre.
Cuando decíamos que la empresa cuida al accionista nos referíamos a que, además de pagar un dividendo sustancial, tiene un programa muy importante de recompra de acciones, de forma que en los últimos cinco años el número de acciones ha disminuido un 5 % anual.
La deuda de la empresa ha aumentado a lo largo de los años hasta hacerse de casi 27.000 millones en el ejercicio 2014. Ahora bien, ¿esto es mucho o poco? Lo ideal es que una empresa sea capaz de pagar su deuda con menos de 3-4 años de sus beneficios netos. 
 
En el ejercicio 2014 la deuda se podía pagar con 3.59 años de beneficios netos, lo que parece todavía manejable. ¿Esa deuda puede ocasionar problemas de liquidez en el corto plazo? La ratio corriente ("current ratio"), que es el cociente entre los activos corrientes y los pasivos corrientes, valora la capacidad de la compañía para pagar su deuda de corto plazo. Esta ratio debe ser superior a uno y Philip Morris cumple pero sin holguras.

Dejando de lado la deuda, vamos a ver qué eficiencia alcanza la dirección de la empresa con los activos de los que dispone y qué retornos consigue. Para ello calcularemos el retorno sobre activos, dividiendo los beneficios netos entre los activos totales (y multiplicándolo por 100). Philip Morris mantiene un ROA superior al 20 %, lo que podemos calificar como excelente.

El retorno sobre el capital social (return on equity, ROE) es clásicamente la medida de la eficacia del equipo gestor de una empresa. Ya vimos que los programas de recompra de acciones van disminuyendo el capital social. En el caso de Philip Morris el capital social es negativo, por lo que no podríamos calcular el ROE. Para esos casos existe una forma "ajustada" de calcularlo: dividiendo el beneficio neto entre el capital social más las acciones recompradas. El retorno ajustado sobre el capital social de Philip Morris se mantiene en unas cifras decentes.


Valoración


En el gráfico de FastGraphs la acción no parece ofrecer una gran oportunidad en el momento actual. Recordemos que se considera que la acción está infravalorada cuando el precio (línea negra) entra en la zona verde oscuro. Morningstar le otorga tres estrellas, considerándola más o menos bien valorada. La escala de David Van Knapp integra la valoración Morningstar, dos gráficos de Fastgraphs y la relación entre la rentabilidad por dividendo actual (4.5 %) y la media de los últimos cinco años (4.2 %). El resultado es una puntuación de 2.25, lo que sitúa la acción en el terreno de la sobrevaloración (2.75 marca la puntuación de una valoración justa).



Como conclusión, Philip Morris es una empresa con una acreditada trayectoria en el aumento del dividendo, que paga una rentabilidad muy interesante, pero que en la actualidad está ligeramente sobrevalorada. Para iniciar una posición esperaríamos que el precio bajase a la zona de 70-75 $. 

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