Dos son los principios fundamentales de contabilidad en la medición de los beneficios y la rentabilidad:
- Principio de contabilidad devengada. En el método de la contabilidad devengada el ingreso obtenido por la venta de un producto o servicio se reconoce en el período en el que se vende el producto o se presta el servicio. Este método difiere del sistema de contabilidad basado en la caja, en el que los ingresos se reconocen cuando se recibe el pago y los gastos se anotan cuando se pagan.
- Clasificación de los gastos. Los gastos se clasifican en gastos de explotación, gastos financieros y gastos de capital. Los gastos de explotación son gastos que proporcionan beneficios sólo en el ejercicio actual, por ejemplo, los gastos de mano de obra y materiales empleados en la fabricación de productos que se venden en el ejercicio actual. Los gastos financieros son gastos que proceden de la financiación del negocio que no se realiza mediante capital social en manos de los accionistas ("nonequity"), por ejemplo, los gastos de intereses. Los gastos de capital son gastos que se espera que generen beneficios en múltiples ejercicios, por ejemplo, el coste de comprar terrenos y edificios.