Con este aumento, Gilead Sciences alcanza una serie de cinco años de aumento consecutivo del dividendo. Comenzó a retribuir a los accionistas en el segundo trimestre de 2015, por lo que en ese ejercicio solo realizó tres pagos.
Fue en 2016 el primer ejercicio en el que pagó cuatro dividendos trimestrales (un total de 1,84 $ por acción), por lo que si abona previsiblemente 2,52 $ por acción en 2019, el crecimiento en esos tres años (2016-2019) habrá sido de 11,05 % anual.
El dividendo se abonará el día 28 de marzo a los accionistas registrados el día 15 de marzo. La fecha ex-dividendo es el 14 de marzo. La rentabilidad del nuevo dividendo al precio actual es de 3,71 %. Desde que Gilead Sciences comenzó a pagar dividendos, esa rentabilidad se situará cerca de su rentabilidad máxima histórica.
Sé que el anuncio de este incremento del dividendo acompañó la publicación de unos resultados del cuarto trimestre y ejercicio completo de 2018 que siguen ahondando en un mundo post-hepatitis C.
La creación de valor para el accionista se ha deteriorado en los últimos años. El retorno sobre el capital invertido (ROIC) se ha reducido desde casi el 85 % en 2015 a 46 % en 2016 y 15,55 % en 2017. Todas esas cifras están por encime del coste medio ponderado de capital, pero la diferencia ha ido estrechándose.
En cuanto a la valoración de la acción, en la imagen de FastGraphs el precio se encuentra en zona de infravaloración. Hasta 2020 el consenso de los analistas no esperan un crecimiento del beneficio por acción.
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